Chirimeno

lunes, octubre 12, 2009

MENO

Hace unas noches vagaba sin rumbo por la ciudad entreteniéndome en la diversidad de los rostros de los transeúntes, a esa hora ya los comerciantes están cerrando sus puertas, las calles van cambiando paulatinamente su aspecto. De un hervidero de personas frías y sin escrúpulos que van, la mayoría, a un lugar donde no quieren estar pasa a ser una cueva de personas frías y sin escrúpulos que destrozaran sin piedad a todo aquel que no pertenezca a ese mundo. Por esas calles en plena transformación vagaba la otra noche con mi séquito de protectores etéreos, a mis anchas cuando, de pronto una luz fugaz cruzo el cielo, fue solo un destello rápido, nadie más que yo pareció darse cuenta puesto que fui el único que miro al cielo ¿qué seria? No me pareció normal pero seguí mi vagancia tal como la llevaba hasta un momento atrás.
Un viejito me detiene y me pide unas monedas, le doy una y trato de continuar mi camino:

-Gracias Meno.

Escucho casi en un susurro mi segundo nombre, casi nadie lo sabe. Doy media vuelta sorprendido pero no había nadie, la calle estaba desierta, me encontraba solo. Después del escalofrío continuo mi camino no sin algo de nerviosismo, tenía la sensación de que alguien me seguía, me sentía como atrapado en la trama de una mala película, tan es así que cruce de repente y me interne en uno de esos callejones donde alguien se consigue el cadáver que da inicio o continuidad a la trama, no conseguí un cadáver, tampoco negociaciones de drogas entre la mafia callejera y la policía, en vez de eso estaba una mesa dispuesta con restos de varias comidas, se notaba que eran recogidas de los botes de la basura; mesa para dos y el “viejito pide monedas” sentado cómodamente.

-Te esperaba Meno, toma asiento.


Lo sentí como una orden superior, como cuando te habla alguien con una autoridad
tal que sabes que es mejor hacerle caso... me senté en silencio.

-¿Qué es lo que buscas en tus incursiones por estas calles?

No parece que buscaras lo que buscan todos.

Dinero.

Mujeres.

No.

A ti te mueve un interés más alto.

Algo muy importante.

Tan importante que escapa de tus manos.

Tanto que nadie te comprende.

Dime pues, Meno, ¿qué es lo que te mueve?

¿Qué es lo que te trae a los confines de mi territorio?



Otra vez la sensación de que debo obedecer sin chistar ¿quién es este viejito y porque tiene semejante poder sobre mi?

-Solo camino sin rumbo -respondo- me gusta despejar mi mente caminando por ahí


No me responde, esta muy ocupado mordiendo los restos de una pierna de pollo, no puedo hablar, aun con sus manos sucias, sus dedos grotescos tomando con fuerza ese muslo de pollo aun más grotesco este sujeto esta rodeado de un aura de superioridad, de nobleza. Es como el aire de alguien a quien hay que respetar por sobre todas las cosas, casi como una persona santa... ¡BARAKA!

-Veo que hablas con la verdad -por fin responde- eso me lleva a pensar que no tienes idea de tu razón de ser. Es necesario que sepas para que estas aquí, naciste en mi mundo por una razón. Yo puedo guiar tus pasos y llevarte rumbo a la respuesta final. Definitiva.
No importa si estas dispuesto o no pues no tienes opción. Hace poco una luz cruzo el espacio; esa luz esta ligada directamente a ti. Apareció por primera vez hace 30 años. El día de tu nacimiento y pasa todos los años en la misma fecha... Feliz cumpleaños.
Tus pasos deben estar dirigidos al origen de esa luz.
Yo te acompañare convertido en tu espectro número 26.


Imaginen mi asombro al ver como el “viejito pide monedas” se desvanecía ante mi
hasta desaparecer por completo. Salí confundido de ese callejón, la calle llena de mendigos que me reconocían, todos me saludaban con una reverencia, me sentí extraño pero a la vez parte de ellos, pido un taxi para ir a mi casa, apenas al llegar me tire en la cama derrotado por el cansancio y no podía dejar de pensar que la película fue más mediocre de lo que yo pensaba.

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