Chirimeno

martes, octubre 20, 2009

Kaixa

Kaixa estaba en la calle desde muy temprano ese día, claro que para ella muy temprano son las primeras horas de la tarde. Necesitaba comprar un regalo: tenía que ser algo especial, algo que reflejara el profundo amor que sentía por la persona a quien iba dirigido. Era una tarea en verdad ardua por varias razones: una de ellas era que a Kaixa no le gustaba entrar en contacto con la gente, el tener que caminar por una calle muy transitada era un verdadero tormento, le asqueaba el sudor de los trabajadores, le asqueaban aun más las necesidades de los perros diseminadas a lo largo de la ciudad, los vendedores ambulantes, pero sobre todo, las miradas llenas de lascivia de los hombres que se cruzaban en su camino, no es para menos, Kaixa era de una belleza increíble, casi inconcebible acentuada aun más por esa tez pálida y su largo cabello negro.
La única persona a la que Kaixa podía acercarse era su amado, por eso lo amaba tanto, era el único ser vivo que no le causaba repulsión, las otras personas con la que tenía contacto era su grupo de trabajo pero esos no cuentan pues Kaixa trabajaba desde su computador y la interacción con sus compañeros era estrictamente por esa vía. La pregunta lógica que cualquiera de nosotros se haría es: ¿porqué entonces no comprar el regalo por medio de alguna de las tantas tiendas on-line que se consiguen en la web? Pues, la respuesta es sencilla, tenía que demostrar que era capaz de comprar algo del modo tradicional, su amado siempre le recriminaba el hecho de no salir jamás de su casa, le hablaba de la belleza de la naturaleza, de lo emocionante que resulta entrar en contacto directo con los seres vivos, dar de comer a las palomas en la plaza, acariciar un perro, sonreír con los juegos de un niño y, de vez en cuando, comerte una hamburguesa grasosa en la calle del hambre.
¡Como odiaba que él le hablara de esa manera! tenía que hacer grandes esfuerzos para no vomitar al pensar solo en toda la clase de peligros a los que se expondría al salir en esas excursiones urbanas.
Sus pasos le llevaron a un gran centro comercial, se encontraba de pie justo frente a la entrada principal y el espectáculo le parecía de verdad abominable. Mucha gente entrando y saliendo de aquel gran templo pagano del consumismo masivo, docenas de personas paradas en la puerta esperando por alguien, deducía que era así por la manera compulsiva en la que veían sus relojes. Poco a poco las caras y los cuerpos de todas esas personas se fueron deformando ante sus ojos convirtiéndose en dantescos personajes cuya única misión consistía en arrastrarla a ella, pobre alma abandonada, a su mundo de perdición, trapos, joyas y comida rápida.
-No me dejaré vencer –pensaba mientras dirigía sus pasos directo a las fauces de ese gran monstruo que tenía ante si. ¡Se la ha tragado! Ahora formaba parte “integral” de la cadena alimenticia que su amado llama “el mundo real”

Que raro se siente ser una proteína en el tracto digestivo de una criatura del sistema, ella ve todo como a través de un caleidoscopio, las imágenes dan vueltas, se repiten, se degradan, se minimizan y maximizan constantemente; ¡las voces y los sonidos! son tantas, suenan todas a la vez pero se escuchan cada una separada de la otra, sonidos parecidos pero a la vez tan distintos, miles de millones de voces que la envuelven, no puede identificar de que boca salen, no puede entender que es lo que dicen, es como un gran murmullo desesperante. Hay muchos seres a su alrededor, es imposible escapar de esos horribles tentáculos que la persiguen, la acosan. Sabe que tiene que escapar antes que sea demasiado tarde...

-Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarle?
-Que es esto?
-Eh... una tienda de libros señorita.
-Oh! -esta tienda no esta abarrotada -piensa Kaixa- en algún lugar leí que la mayoría de la gente joven iba a los centros comerciales solo a pasar el rato con sus amigos y cuando mucho se tomaban un café, ahora veo que es verdad.
-Busco un regalo de cumpleaños.
-Entonces está usted en el lugar indicado, un libro siempre es el mejor regalo. ¿Qué clase de lectura le agradaría?
-Déjeme pensarlo un poco-Uy! Ahora si que me la ha puesto difícil, este hombre lee como si de eso dependiera su vida, ha leído tantos libros que corro el riesgo de llevarle uno repetido- ¿Si te digo los libros que le han gustado podrías recomendarme alguno?
-Por supuesto señorita.
-Bueno, le gusto mucho últimamente un libro llamado Éxodo de León Uris, sin embargo QB VII no le gustó mucho. Le gusta la fantasía futurista que le ofrecen los libros de Isaac Asimov. Ernesto Sabato lo mata al igual Fedor Dostoievski y Herman Hesse...
-Ya! Lo tengo, no es necesario que diga más, tengo la recomendación perfecta. Lo que más se esta vendiendo en estos momentos son las caricaturas de Maitena, seguro le encantará
-eh....-Nota mental: La gente que atiende no sabe lo que esta vendiendo- Mejor le regalo otra cosa, gracias. -Por no ayudarme en lo absoluto, imbécil.

A cada momento que pasa Kaixa se convence más y más de que la humanidad es una porquería y de que la mejor forma de vivir es aislada de toda esa inmundicia. Continua huyendo de todos los monstruos que la acosan dentro de ese gran monstruo hasta que consigue una salida, desesperada echa a correr lejos de todo y de todos, se siente perseguida y, extrañamente, siente como si formara parte del elenco de una mala película.

El taxista es de esos viejos de postal, de esos que crecieron con la ciudad, de los que juegan ajedrez en la plaza y bailaban en templetes.

Me siento al menos un poco más segura en este taxi, al menos se que en poco tiempo estaré en mi casa, en mi mundo

-¿Ira usted el mes que viene señorita?
-¿Ir? ¿dónde?
-¿Cómo? ¿no lo sabe?
-¿Saber que?
-A principios del mes que viene se presentará Les Luthiers en el anfiteatro bodoque

¡Bingo! Cuando ya me sentía derrotada se me presenta la luz

-Antes de mi casa pasemos por el anfiteatro, compraré dos entradas.

Le encantará que lo invite a Les Luthiers, será algo que haremos juntos en compañía de otras personas, era justo el regalo que buscaba, así se dará cuenta de cuanto lo amo, luchar contra mi aversión social para compartir algo como pareja, fantástico

Kaixa se sentía realmente feliz al pensar en el regalo que le daría, llego a la casa rebosante esperando el momento justo para darle la sorpresa. Abre la puerta y lo primero que percibe es un fuerte olor a basura, putrefacción, en la casa todo estaba normal, nada fuera de lugar, no se explicaba de donde provenía ese olor pero era exageradamente fuerte. Él no estaba, solo una nota.
"Debo cumplir mi misión en la vida, adiós. MENO"

lunes, octubre 12, 2009

MENO

Hace unas noches vagaba sin rumbo por la ciudad entreteniéndome en la diversidad de los rostros de los transeúntes, a esa hora ya los comerciantes están cerrando sus puertas, las calles van cambiando paulatinamente su aspecto. De un hervidero de personas frías y sin escrúpulos que van, la mayoría, a un lugar donde no quieren estar pasa a ser una cueva de personas frías y sin escrúpulos que destrozaran sin piedad a todo aquel que no pertenezca a ese mundo. Por esas calles en plena transformación vagaba la otra noche con mi séquito de protectores etéreos, a mis anchas cuando, de pronto una luz fugaz cruzo el cielo, fue solo un destello rápido, nadie más que yo pareció darse cuenta puesto que fui el único que miro al cielo ¿qué seria? No me pareció normal pero seguí mi vagancia tal como la llevaba hasta un momento atrás.
Un viejito me detiene y me pide unas monedas, le doy una y trato de continuar mi camino:

-Gracias Meno.

Escucho casi en un susurro mi segundo nombre, casi nadie lo sabe. Doy media vuelta sorprendido pero no había nadie, la calle estaba desierta, me encontraba solo. Después del escalofrío continuo mi camino no sin algo de nerviosismo, tenía la sensación de que alguien me seguía, me sentía como atrapado en la trama de una mala película, tan es así que cruce de repente y me interne en uno de esos callejones donde alguien se consigue el cadáver que da inicio o continuidad a la trama, no conseguí un cadáver, tampoco negociaciones de drogas entre la mafia callejera y la policía, en vez de eso estaba una mesa dispuesta con restos de varias comidas, se notaba que eran recogidas de los botes de la basura; mesa para dos y el “viejito pide monedas” sentado cómodamente.

-Te esperaba Meno, toma asiento.


Lo sentí como una orden superior, como cuando te habla alguien con una autoridad
tal que sabes que es mejor hacerle caso... me senté en silencio.

-¿Qué es lo que buscas en tus incursiones por estas calles?

No parece que buscaras lo que buscan todos.

Dinero.

Mujeres.

No.

A ti te mueve un interés más alto.

Algo muy importante.

Tan importante que escapa de tus manos.

Tanto que nadie te comprende.

Dime pues, Meno, ¿qué es lo que te mueve?

¿Qué es lo que te trae a los confines de mi territorio?



Otra vez la sensación de que debo obedecer sin chistar ¿quién es este viejito y porque tiene semejante poder sobre mi?

-Solo camino sin rumbo -respondo- me gusta despejar mi mente caminando por ahí


No me responde, esta muy ocupado mordiendo los restos de una pierna de pollo, no puedo hablar, aun con sus manos sucias, sus dedos grotescos tomando con fuerza ese muslo de pollo aun más grotesco este sujeto esta rodeado de un aura de superioridad, de nobleza. Es como el aire de alguien a quien hay que respetar por sobre todas las cosas, casi como una persona santa... ¡BARAKA!

-Veo que hablas con la verdad -por fin responde- eso me lleva a pensar que no tienes idea de tu razón de ser. Es necesario que sepas para que estas aquí, naciste en mi mundo por una razón. Yo puedo guiar tus pasos y llevarte rumbo a la respuesta final. Definitiva.
No importa si estas dispuesto o no pues no tienes opción. Hace poco una luz cruzo el espacio; esa luz esta ligada directamente a ti. Apareció por primera vez hace 30 años. El día de tu nacimiento y pasa todos los años en la misma fecha... Feliz cumpleaños.
Tus pasos deben estar dirigidos al origen de esa luz.
Yo te acompañare convertido en tu espectro número 26.


Imaginen mi asombro al ver como el “viejito pide monedas” se desvanecía ante mi
hasta desaparecer por completo. Salí confundido de ese callejón, la calle llena de mendigos que me reconocían, todos me saludaban con una reverencia, me sentí extraño pero a la vez parte de ellos, pido un taxi para ir a mi casa, apenas al llegar me tire en la cama derrotado por el cansancio y no podía dejar de pensar que la película fue más mediocre de lo que yo pensaba.

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Violetas para Mercedes


La poesía, que posiblemente en un tiempo se convierta en una nueva canción del músico español, se llama "Violetas para Mercedes" y dice así:

Se nos murió la gran dama,
Negra Sosa, pacha mama
de Corrientes,
que bordó puntos y comas
en las prisas del idioma
de la gente.

Martina Fierro de ley
que sin dios, patria ni rey
tiró p’alante,
antes de decir adiós
me propuso un blues a dos
voces distantes,

distintas, y, sin embargo,
cerquita del ron amargo
que consuela,
que abruma, que mortifica,
que suma, que santifica,
que desvela.

Cuando rompió la baraja,
hizo del bombo su caja
de Pandora,
entre el mestizo y el yanqui
se quedaba con Yupanqui
hasta la aurora.

Todos menos uno, dijo,
provocando el acertijo
de Cosquín,
militante del futuro,
no pudo con ella el muro
de Berlín.

Canto ancestral de Argentina,
la más frutal de las minas,
todo es nada,
no sabe cómo la lloro,
desafinando en el coro
de las hadas.

Madrina de los roqueros
más intrusos, más villeros,
menos brutos;
en calle melancolía
mi letra y su melodía
visten de luto.

Más de una vez la besé
pero nunca olvidaré
la noche aquella:
aquel piano y su voz
y mi sonanta y la coz
de las estrellas.

Me aterran las despedidas
pero gracias a la vida
de Violeta,
Mercedes inventó el son
que duerme en el corazón
de los poetas

Joaquín Sabina
La Chacarita, septiembre 2009